Terrorizers, entrando en la New Wave urbana (cine de Taiwan)

Este mes seguimos un poco con la New wave que caracterizó el cine taiwanés en la década de los ’80, y lo hacemos con Terrorizers de Edward Yang, otro de los máximos exponentes de esta generación de directores. Terrorizers vuelve a tener un guión de los denominados slice of life, pero con una trama bastante compleja y todo contextualizado dentro de una historia de cine negro.

La película trata sobre distintas personas de diferentes posiciones en Taipei y un momento muy concreto de sus vidas, entre ellas tenemos a un fotógrafo enamorado de una chica a la que pudo fotografiar una vez pero que no sabe ni quien es; una chica que pertenecía a una banda y que, después de escapar de la policía, ahora huye de todo y se intenta buscar la vida delinquiendo; un hombre a punto de ascender en su trabajo, pero con algunos problemas con su pareja; una mujer que no sabe exactamente lo que quiere de la vida, así que va cambiando todo lo que le rodea; y alguien más de menor relevancia. Todo empieza con un tiroteo en plena calle, en un barrio no muy bueno; este tiroteo alterará de distintas formas las vidas de todos estos personajes haciendo que se replanteen su existencia.

Cuando decimos que es una trama algo compleja, nos referimos a que se trata de una de esas películas en las que vemos algunos sucesos aislados y vamos siguiendo la vida de algunos personajes que en principio no tienen ninguna relación entre si, pero que al final acabaremos viendo que todas sus vidas confluyen en un mismo punto y que todos forman parte de una historia principal, que es la que marca el género de la película, una historia de criminales, venganzas y asesinatos (no violenta, sino de sentimientos, claro está).

Terrorizers siendo uno de los mayores exponentes de la nueva ola del cine hecho en Taiwan, tiene un estilo que podríamos definir como muy asiático y de cine de autor; con unas escenas largas y lentas, con muy poca acción aunque se trate de una película policial, sin ni siquiera banda sonora (si que tiene un par de canciones, pero como parte de la historia, no para acompañar), con muy poco diálogo e incluso muchas escenas sin voz, en las que deducimos lo que pasa por las actuaciones de sus protagonistas, y que se basa mucho más en los sentimientos de sus personajes y en las necesidades de cada uno, que en ofrecer una historia entretenida.

 El director es Edward Yang, quien además de ser conocido en la New Wave, hizo algunos de sus trabajos más adelante, cambiando de registro. Al contrario que su colega Li Hsing, Yang también quiere contarnos los cambios en el estilo de vida de Taiwan, pero lo hace desde el punto de vista de las ciudades y las nuevas formas de ganarse la vida, así como todos los nuevos problemas que van apareciendo.

Así, en esta película tenemos el reflejo de distintas clases sociales que conocía el director y quería reflejar de alguna manera más o menos interesante: delincuentes, adinerados, artistas, policías, empleados, jefes… y las relaciones que podía haber entre ellos.

En definitiva, puede que en la época actual y para el público occidental esta sea una película difícil de digerir, con poca o casi ninguna acción y con un estilo muy propio; será más aceptada por los que estén acostumbrados al llamado cine de autor; pero no podemos negar que acaba siendo interesante, no sólo para conocer la sociedad taiwanesa, sino también como historia. También debemos confesar que tiene más de una escena digna de admiración por su calidad artística.

 


*Este post se publicó originalmente en la sección Oriental Film Bros. en Yuanfang Magazine

Autor: Katanas y Colegialas

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