El despacho bajo el peral

En los primeros años de la Dinastía Zhou (1029 – 771 a.C.), hubo un famoso oficial llamado Zhao Gong, que fue parte del grupo de notables que puso fin a la crueldad del último rey de la Dinastía Shang (1600 – 1029 a.C.). Una vez establecida la nueva dinastía, asumió un cargo como regente del Estado de Yan, al noreste del imperio. Cuando el primer rey de Zhou murió, Zhao Gong fue llamado a convertirse en Tutor Imperial para asistir al nuevo y joven rey en los asuntos de la administración del estado. Pero aún ostentando este alto cargo, Zhao Gong, preocupado por el bienestar de la gente común, frecuentemente salía a recorrer las aldeas y ver de primera mano los problemas de los campesinos.

Se dice que al llegar a una aldea iba sin séquito y sin ostentación, y conversaba con la gente para enterarse de su situación. Y para no estorbarles en su vida diaria, iba y se sentaba debajo de un peral, donde oficiaba, recibía peticiones, dictaba sus edictos, hacía sus reportes y descansaba. Al lidiar con los problemas locales, era justo y expedito, y esto le granjeó una admiración universal por parte de la gente.

En una ocasión, ya entrada la tarde, Zhao Gong seguía sentado bajo el peral escribiendo reportes. Un anciano de la aldea que pasaba lo vio, y conmovido le dijo, “¡Ministro, ha trabajado ya mucho por nosotros, y sigue con sus asuntos a esta hora y bajo un peral! Por favor venga a mi casa a descansar.” Zhao Gong le dio las gracias de forma efusiva, pero gentilmente se rehusó y siguió trabajando bajo el árbol.

Tras morir, el ministro Zhao fue muy llorado por el pueblo, y un poeta escribió esta oda en su memoria, que fue recogida e inmortalizada en el Libro de los Poemas:

Ese peral alto y frondoso,

¡que nadie lo corte, que nadie lo corte!

Pues bajo él se sentó Zhao Gong un día.

Por eso, así dice el proverbio: “Los gansos al pasar dejan tras de sí sus graznidos, los hombres al pasar dejan tras de sí su nombre.”

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