Algo se mueve en China

Artículo original -> La Fiebre Amarilla

Algo se mueve en China

16 de abril de 2012, a medio año de la elección del nuevo secretario del Partido Comunista de China y a poco menos de un año del relevo en la presidencia del gigante asiático, parece que algo se mueve en la política de este país.

A finales de este año y principios del próximo se producirá el mayor cambio político en una década. A poco que se conozca cómo funciona la política en China podríamos pensar que el acontecimiento carece de trascendencia real más allá de la parafernalia y la imponente imagen que presenta el partido en cada acto. No debemos olvidar que se trata de un país donde «cambio» y «política», al modo que se entiende en las democracias occidentales, son temas tabú, y donde el régimen vive obsesionado con mantener la estabilidad social y evitar el cuestionamiento del sistema a toda costa. A todo esto hay que añadir que las elecciones son realmente una transición interna del Partido, donde meses antes se sabe con certeza quién ocuparán los dos cargos principales (Xi Jinping sucederá en la presiencia a Hu Jintao, y Li Keqiang sustituirá a Wen Jiabao como primer ministro) y no se produce, por tanto, un cambio de signo político ni de perfil ideológico. Pero lo paradójico del asunto es que precisamente por todo ello el cambio cobra mayor interés. Un país de 1300 millones de habitantes, con previsiones de crecimiento en torno al 8% en plena crisis mundial que trata de abrirse comercialmente para mantener su desarrollo a la vez que mantiene un régimen político de monopartido, sin duda no es fácil de gobernar. Y es que son muchos los frentes abiertos en el Imperio del Centro y de cómo se resuelvan puede depender el futuro más cercano del país y con ello el del resto del mundo.

Aunque cada una de ellas merece un capítulo a parte que seguramente aborde más adelante, quisiera realizar un repaso sobre algunas de las cuestiones más relevantes:

Democracia

Tema, como comentaba anteriormente, tabú y siempre polémico y controvertido en China, es un asunto que el gobierno más temprano que tarde se verá obligado a plantear. Con la mayor comunidad de internautas del mundo, China seguramente no pueda continuar siendo una excepción si quiere convertirse en una nación plenamente desarrollada, inmersa en un mundo globalizado donde las voces de los ciudadanos tienen cada vez mayor trascendencia y las decisiones de los políticos están cada vez más expuestas a estas críticas.

Existen dos regiones con una relación con el Estado bastante particular que sirven para aventurar cual puede ser el futuro del país si éste sigue la tendencia natural de los países en vías de desarrollo, aumentar su democratización a la par que aumenta el desarrollo social y económico. Estas dos regiones, Hong Kong (Región Aministrativa Especial) y la República China (Estado parcialmente reconocido, más conocida como Taiwan), casos bien diferentes y particulares, cuentan el primero con un sufragio restringido y condicionado por Pekín, y el segundo con un sufragio universal e independiente. Es importante conocer lo que aquí ocurre por tratarse de territorios chinos cuyo devenir en la historia les ha colocado en situaciones muy excepcionales respecto a lo que es hoy día la República Popular China. Ambas regiones muy prósperas económicamente, con sistemas plenamente capitalistas y procesos electorales -el de Hong Kong restringido- pueden tener una influencia tremenda en la población y el devenir de la China continental. A principios de año se celebraron comicios en Taiwan, por aquel entonces se disputaban el gobierno el KMT y el DPP, la diferencia sustancial es que el primero abogaba por mejorar las relaciones con Pekín y el segundo promovía la independencia total. Lo más relevante de este proceso es que despertó un enorme interés en Internet a la otra parte del Estrecho de Taiwan, algo inevitable y que puede tener una influencia en la sociedad china. Pero al igual que dicho interés tiene relevancia, lo tiene también el resultado, pues finalmente ganó el candidato del KMT, lo que supone que probablemente en los próximos años las distancias entre Pekín y Taipei se estrechen, y si Pekín defiende su soberanía sobre Taiwan y aprueba o consiente sus elecciones ¿por qué no podría extenderse esto a otras regiones?

Quizá esa pregunta sea algo que el Partido evita que el pueblo se haga a toda costa y aparentemente parece algo impensable, pero hace sólo unas semanas el primer ministro chino, Wen Jiabao, sorprendía al mundo con unas declaraciones que han dado mucho que hablar en la prensa especializada.

“La reforma en China ha llegado a una etapa crítica. Sin el éxito de la reforma estructural política, es imposible para nosotros conseguir plenamente las reformas económicas estructurales necesarias. Los logros que hemos alcanzado en nuestro desarrollo se pueden perder. Y los nuevos problemas que han surgido en la sociedad china no podrán resolverse, con el riesgo de que una tragedia histórica como la Revolución Cultural puede volver a ocurrir”.

Declaraciones que desde el prisma de Occidente -y este matiz es importante- suenan a petición de democratización, o por lo menos de cambio, de un primer ministro que en pocos meses dejará de serlo. ¿Valentía por su parte o cobardía por apuntar ese camino precisamente ahora que pasa el guante a otro? En todo caso es un atisbo innegable de que en el seno del Gobierno se sabe que la estabilidad y el progreso pasan por realizar una reforma política profunda.

Como último apunte, me gustaría no cerrar el capítulo sin tener en cuenta que éste análisis, al igual que la mayoría que tratan el tema en los medios internacionales, es una visión realizada desde Occidente, y que la situación seguramente no se interprete de igual forma ni siquiera por parte del pueblo chino. La impresión que da desde el propio país es que la concepción de «democracia» del ciudadano medio, e incluso de por lo menos parte de la clase mejor formada, es bastante diferente a la que tenemos en Europa. El discurso del partido parece haber calado en una sociedad cada vez más informada, y la voz de los no convencidos no suena con fuerza suficiente como para, por sí sola, revertir la situación. Habrá que ver si la conjunción de todos los factores puede suponer algún cambio.

Internet

Podría parecer una cuestión menor, pero la red social se trata de una de las mayores amenazas para el Gobierno de Pekín. El uso de Internet en China, como en todo el mundo, es cada vez mayor, y la influencia del exterior que conlleva es inevitable. Los chinos siguen hoy la Champions League, la NBA, ven películas norteamericanas y escuchan la misma música que triunfa en Europa o América, en este caso no son una excepción. Internet lleva hasta sus hogares ideas que la televisión ya ha llevado de forma más tímida, y el modelo de vida Occidental se ve como idílico por parte de los más jóvenes. Las cortapisas y trabas no son suficientes, ya que aunque hay censura y control por parte del Estado las posibilidades de saltar esas barreras llegan a todo el mundo. A esto hay que unir el boom del microblogging en China, QQ y Weibo (las alternativas chinas de Messenger y Twitter) son dos de los ejemplos, y éste fenómeno ha causado ya más de un calentamiento de cabeza al Gobierno. Un claro ejemplo de ello es el suceso que tuvo lugar hace sólo unos días, la destitución de Bo Xilai y las dura pugna interna por hacerse con un puesto en el Politburó Chino (el máximo órgano ejecutivo del Partido Comunista de China) dieron origen a un rumor, que se extendió como la pólvora, y que aseguraba que se había producido un Golpe de Estado secreto en China. Esto derivó a su vez en un bloqueo temporal de algunos de estos sitios web para frenar el bulo.

Así que si hay algo que asegura que los aires de cambio no aflojen ese algo es la red. Ha pasado en los países árabes, ha pasado en Islandia y ha pasado incluso en España, donde precisamente la generación más acusada por su pasividad e indiferencia frente a la política originó un movimiento ciudadano que aunque no supuso la revolución ni mucho menos comparable a la de los países nombrados anteriormente sí despertó las conciencias de mucha gente, dentro y fuera de España. Casos muy diferentes todos ellos con consecuencias diferentes también, pero todos compartían algo que nos hace más cercanos a todos, Internet, actor que jugará sus cartas en el futuro, sin que el Gobierno pueda hacer mucho para impedirlo.

Transición económica

Éste es quizá el aspecto del que más información circula, el más comentado y el que centra la atención del mundo, la economía. Aunque es imposible realizar un análisis justo sin extenderse cuando se habla de economía -y más aún cuando esta economía es de tanto volumen, tanto peso y tan peculiar como la de China- seré breve apuntando alguna de las claves.

Pese al tremendo crecimiento económico del país, la situación no es por ello menos compleja, y los futuros dirigentes deberán hilar muy fino en su toma de decisiones. Las previsiones del Gobierno apuntan a un crecimiento por debajo del 8% -que podría ser por encima del 8%, pues las cifras del Gobierno son siempre a la baja para asegurarse un buen balance final-, datos que en todo caso supondrán un descenso respecto a lo que venía siendo el crecimiento en los últimos años. Esto apunta una ralentización de la economía para el que China debe prepararse. La inflación crece de forma significativa, los salarios también y lo harán aún más en los próximos años, y el modelo de crecimiento basado en la producción a bajos precios para poder exportar sin competencia es posible que ya haya tocado techo. Todo esto pone en cuestión el modelo de desarrollo económico del país que necesitará un cambio, pero aunque compleja, la alternativa parece clara. Como se apuntan los expertos, la llave está en la clase media. Lograr que esta siga creciendo parece ahora el objetivo. Si el país con mayor población del mundo consigue que una parte importante de su población se haga con recursos suficientes como para demandar un consumo similar al de los países desarrollados, a China le espera un nuevo salto económico. No es sencillo, pero China cuenta con una extensión y una mano de obra suficientes como para poder realizar esa transición de modelo apoyadas en las zonas del interior del país donde el desarrollo y la urbanización no han llegado todavía.

Y este cambio va un poco más allá. En este caso el viento sopla con fuerza desde hace tiempo, los productos manufacturados de bajo coste están dando paso a una inversión espectacular en tecnología e innovación, China está saliendo al exterior, copiando la forma de trabajar de las mejores empresas del mundo y llevándola a su propio país. Pero el salto está solo empezando y un tropiezo puede tirar por tierra el esfuerzo y sacrificio de millones de personas y recursos que China está sacrificando con tal de colocarse en lo más alto. Llevando el análisis al símil deportivo empleado antaño por el ahora ex-presiente español Jose Luis Rodríguez Zapatero, si España peleaba hace unos años por estar en la Champion League de la Economía, China jugará próximamente la final del Mundial con Estados Unidos, por eso quiénes sean los jugadores y cómo se plantee el partido durante los próximos meses será decisivo.

Conclusión

Aunque existen muchos más factores, estos serán tres de lo más relevantes. La lucha interna está presente en los medios internacionales -el líder populista Bo Xilai es uno de las figuras que ha caído ya como consecuencia de esa batalla por el poder-, y el enfrentamiento de tendencias dará como resultado no sólo un cambio de caras en el Gobierno, sino el abandono y triunfo de una de las dos tendencias que parece apuntar la pugna, vuelta a los principios maoístas o mayor apertura económica. Mucho queda por analizar y mucho queda por acontecer en los próximos meses, pero lo que está claro es que el Año del Dragón para el gigante asiático no será uno más en el calendario. Esperemos que el movimiento vaya en la dirección correcta, de ello depende China y de China dependemos todos.

Artículo original -> La Fiebre Amarilla

por Víctor Rico Reche

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